Jamás cuestionaré la influencia del cine después de presenciar cómo puede destrozar al espectador y, al mismo tiempo, sanar su alma en un entorno tan nostálgico como el de ‘The Holdovers’. La combinación de un guion excepcional con actuaciones brillantes puede resultar verdaderamente mágica, y esta película no fue la excepción.
En Ritual Geek, te compartimos nuestra experiencia tras ver ‘The Holdovers’, película con numerosas nominaciones a los premios de la academia.
Sinopsis
Situada en 1970 en una escuela preparatoria de Nueva Inglaterra, Paul Giamatti da vida a Paul Hunham, un profesor gruñón de Historia que los estudiantes desprecian y los colegas odian aún más. Cuando lo encontramos por primera vez, está corrigiendo cuestionarios con una bebida alcohólica siempre en la mano, calificando a sus alumnos como “filisteos”. Paul es quien lleva la peor parte este año escolar, siendo asignado como el profesor a cargo de los estudiantes que no regresarán a casa durante las vacaciones, una situación desfavorable tanto para los estudiantes como para él.
Dentro del reducido grupo de estudiantes que se quedan atrás se encuentra Angus Tilly (Dominic Sessa), un joven prometedor que parece atraído por los problemas. También presente está Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph), la principal cocinera de la escuela, quien ha perdido recientemente a su único hijo en Vietnam. Juntos, guste o no, este pequeño grupo intenta sacar lo mejor de sus vacaciones en la casi desierta escuela.
El corazón de ‘The Holdovers’ se encuentra en sus personajes
La fuerza de ‘The Holdovers’ no radica totalmente en su premisa. Es una película clásica de Hollywood que brinda una sensación positiva: desconocidos que inicialmente no se agradan y luego llegan a un entendimiento bastante tierno. Lo que hace que esta historia en particular sea tan fascinante es la gracia con la que sus creadores la ejecutan. Alexander Payne comprende a estos personajes hasta en el más mínimo detalle. Se sienten completamente formados en cuestión de minutos desde su presentación y luego continúan redefiniéndose a lo largo de las siguientes dos horas. Giamatti, Randolph y Sessa impregnan sus roles con gestos sutiles que los hacen más convincentes. Incluso a medida que conocemos más sobre los personajes y la enormidad de sus luchas emocionales, nunca permiten que eso los domine o los defina.
Esto es especialmente cierto en el caso de Lamb, a quien Randolph simplemente encarna. No hay otra actriz en el planeta que podría haber interpretado este papel. La cantidad de devastación que puede transmitir en pocas palabras es asombrosa. Frente a la pérdida que representa, los demás personajes parecen incapaces de articular una palabra. Por otro lado, Sessa también interpreta a uno de los adolescentes más realistas. Está angustiado, parece sentirse incómodo en su cuerpo, intenta imitar algún tipo de travesura cuando la mayoría de las veces no tiene idea de lo que está haciendo. Es terriblemente estúpido, pero de una manera entrañable.
Giamatti, también, sigue alcanzando alturas cada vez mayores. Más que cualquier otro actor estadounidense de su generación, se esfuerza por retratar a personas menos glamorosas. No las interpreta en sus momentos más bajos o más altos. No pierde ni gana peso, no cambia de acento, no se transforma. En cambio, Giamatti se esfuerza por entender a cada personaje que interpreta. Toma personajes que parecen desvanecerse en el fondo de las historias de otras personas y los coloca en primer plano. Nos recuerda que todos tienen una historia que contar. Paul Hunham es simplemente alguien que trata de abrirse camino en el mundo, al igual que cualquier otra persona. Giamatti hace que Hunham cobre vida de una manera que pocos otros intérpretes podrían haber logrado.
Los años 70’s son el perfecto escenario para esta película
La película también destaca por la forma en que Payne y su equipo se aferraron a la idea de transportar a la audiencia directamente a los años 70. No se trata simplemente de una obra de época. Aunque cada año se producen numerosas películas ambientadas en el pasado, con distintos niveles de inmersión, Payne va más allá de recrear simplemente la estética de los años 70. Su objetivo es específicamente emular el estilo cinematográfico de esa época.
‘The Holdovers’ realmente parece haber sido filmada hace medio siglo. Es una proeza cinematográfica notable. Payne logra extraer las sutilezas de la cultura de la época en la que creció y las incorpora de manera magistral en una película realizada en 2023.
Veredicto final
‘The Holdovers’ es un auténtico placer, con Payne y Giamatti mostrando lo mejor de su habilidad, Randolph reafirmando una vez más su emocionante talento artístico, y la presentación de Sessa, quien, sin duda, tiene un futuro prometedor en el cine. Es una de las joyas cinematográficas de 2023, ya que logra capturar la esencia distintiva de Payne y, al mismo tiempo, ampliar su estilo hacia algo más alentador y encantador de lo que podríamos haber imaginado. ‘The Holdovers’ representa una maravillosa revelación de un director excepcional que sigue siendo capaz de sorprendernos. Personalmente, se ha convertido en una de mis películas preferidas, una que no solo perdurará en mi memoria, sino también en mi corazón.
Nuestra calificación:
