Tras el furor de “Cocaine Bear” a principios de año, se acerca otra película del mismo modo escalofriante sobre animales asesinos: “Slotherhouse”. Aunque Cocaine Bear generó atención mediática por basarse en hechos reales, el concepto de animales homicidas en el cine no es nada nuevo. Tiburón sentó precedentes en el subgénero, pero estas películas existen desde los años 20. De hecho, Cocaine Bear ni siquiera fue la primera sobre un oso, ese mérito fue de Grizzly en 1976.
Consideradas “terror animal”, abarcan una amplia gama de criaturas que atacan humanos. Antes de Tiburón estuvo Los Pájaros de Hitchcock. Con el paso de las décadas hubo cintas sobre todo tipo de amenazas naturales: insectos (Them!), perros (Cujo), peces (Piranha). También hubo varias sobre reptiles, como Alligator, Lake Placid, Anaconda, Terror A Bordo y Crawl.
Aunque muchas de esas criaturas pretenden dar miedo, ese no es el caso de Slotherhouse, que se estrena el 30 de agosto (en Estados Unidos). La comedia de terror sigue a una universitaria que adopta una adorable perezosa como mascota de su hermandad, pero el animal resulta ser un asesino que diezma a las chicas una por una.
El tráiler muestra a la letal perezosa acechando con sus afiladas garras. Usa sus lentos movimientos para esconderse y atacar desprevenidas en lugares como las duchas. Incluso el póster se burla de la tranquilidad de estos animales.
Las películas con antagonistas asesinos aterran más cuando no son humanos, por su impredecible e indomable naturaleza. El subgénero suele emplear bajos presupuestos, pero siempre con diversión y suspenso.
Cocaine Bear fue un éxito, e incluso surgió una versión con un tiburón. No sorprende que el género siga vigoroso décadas después. Si acaso, Cocaine Bear alentó ideas más estrambóticas. Que Slotherhouse llegue a cines, y no directo a streaming, es una buena señal. Aunque no triunfe, las películas de animales asesinos seguirán siendo un recurso que no desaparecerá.
